Desde niña intuí que eras muy cara
al ver los descarnados rostros de tus amantes
-a esas alturas, la mayoría había muerto
con tu nombre de azúcar en los labios
y un extraño fulgor en la mirada-.
Loca de mí, seguí su mal ejemplo
y me enganché al batallón de parias
que por hallarte pierden cuanto aman.
Nadie me dijo nunca al perseguirte
que debería dejar en el camino
tajadas, aún sangrantes, de mi propio corazón;
desprenderme del sueño del amor,
romperme las costuras del cuerpo,
desfondarme, y vaciarme entera.
No imaginé que ahora, al cabo despojada,
te hallaría en el postrer recodo.
Finalmente soy libre, sin amos, sin horarios,
libre de decir lo que quiera, llueva
o no el azufre, pues nada pueden hacerme ya.
Mas me sabes a poco, perdona que te diga;
ni por asomo eres la libertad soñada.
Libertad a deshora no me sirves
cuando todo hace aguas, el mundo retrocede
y los jerarcas celebran tus exequias;
yo confirmo que tengo la pólvora quemada
en batallas perdidas,
y el corazón latiendo a toda prisa
como vierte el reloj la última arena,
avanzando hacia nada.
Libertad, tus alas llegan tarde, con sarcasmo,
a una guerrillera quebrada por la artritis,
a la amante con ceniza en la sangre
que fuera ardiente lava,
a una madre que es nicho de sus hijos.
Y es más, sin esperanza
de que pueda llegar el hombre nuevo
a este lodazal sin adjetivos.
Libertad que me duele como una puñalada
al ver que mis hermanos vuelven a ser esclavos.
Y ahora te pregunto, ¿de qué puedes servirme
sin cuerpo ni energía para cambiar el mundo?,
sin amor, ¿de qué sirves?
Yo necesitaría un corazón para estrenar
contigo Libertad, para vivirte
y sorberte hasta el tuétano la esencia,
y tú sólo me sirves de notario
para firmar mis últimas palabras.
Elvira Daudet
Aún sin tú decirlo, sabría que son tuyos estos versos desgarrado(re)s. Si no estuviera tu nombre bajo ellos, sabría que eres tú quien -deshojada- te abres ante la evidencia. Si no fuera tu blog, y tu nombre no apareciera en ningún sitio sabría, igualmente, que eres tu la poeta que ha parido con dolor y sin epidural, estos arañazos de verdad y desencanto y rabia y dolor y ¿por qué no? emborrachados de vergüenza ajena.
ResponderEliminarSe te quiere mil millones... como dice una personita de 6 años que ronda por nuestra casa de vez en cuando :)
Una belleza!
ResponderEliminarNo ocurre a menudo, por eso cuando el alma atisba que todavìa hay quien flamea banderas libertarias con palabras como soles, se sale de su cauce y festeja.
Una alegrìa haber pasado por aqui.
potentes versos , vehemente sentir
ResponderEliminary es que la Libertad es un pájaro sin plan de vuelo recto
abrazos y buena jornada
Cuando leí este poema por primera vez me dejó temblando. Ahora lo vuelvo a leer y vuelvo a estremecerme.
ResponderEliminarIm-pre-sio-nan-te.
Un beso.
es curioso como este pedazo de poema se me incendia siempre dentro y me rebelo contra él porque lo entiendo demasiado bien.
ResponderEliminarEres la bomba y ahora estarás incendiando Madrid de versos y yo aquí con mi libertad a manos llenas.
Besicosss muchossss
Todas las búsquedas culminan a deshora. A veces, es tan tarde que no estamos seguros de que eso que creemos haber encontrado, sea lo que anhelábamos.
ResponderEliminarY si hablamos de libertad, ni te cuento.
Un abrazo.
Siempre tú y solo tú, Elvira.
ResponderEliminarNo me sirve la libertad, si no es para todos.
Dos besos, poeta.
¡Maravilloso, Elvira!, Marta
ResponderEliminarGracias, Elvira. Un hermoso poema en el que, de algún modo me veo reflejado. De todos modos, aunque sea dolorosa, la libertad es una experiencia que está destinada a las almas más fuertes y, a la vez sensibles, que han sabido labrarla. Dedico mi última entrada en Arte y Poesía a varios de tus poemas. Un abrazo.
ResponderEliminarExcelente, Elvira, como toda tu poesía.
ResponderEliminarUn grandísimo abrazo.
Lo que más me gusta de tu poesía es que sale directa del corazón, sin tapujos, sin vestimentas vanas, sincera y pura.
ResponderEliminarY como sale directa del corazón y con toda la fuerza que te caracteriza, así llega a los nuestros... y se queda, y se instala y penetra y duele...
Te quiero.
Puñetera libertad, que todos perseguimos sin aliento, mientras ella nos pone trampas y más trampas... Pero qué le voy a decir yo a alguien que cuenta de una forma tan sentida, honesta y bella verdades como cielos.
ResponderEliminarQué maravilla leerte y volver donde siempre te encuentras.
Un fuerte abrazo, querida Elvira.
Me ha encantado tu poesia, escribes muy bien.
ResponderEliminarCariños
Maravillosa Poesía, quiero rescatar esta parte...
ResponderEliminar"Y ahora te pregunto, ¿de qué puedes servirme
sin cuerpo ni energía para cambiar el mundo?,
sin amor, ¿de qué sirves?
Yo necesitaría un corazón para estrenar
contigo Libertad, para vivirte
y sorberte hasta el tuétano la esencia,
y tú sólo me sirves de notario
para firmar mis últimas palabras."
La parte que más me gustó de la totalidad misma del y en el texto.
Un saludo.
pero que bonito y que valiente¡¡¡¡
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