OS AGRADEZCO VUESTRA VISITA Y POSIBLES COMENTARIOS.

SED BIENVENIDOS.

viernes, 12 de octubre de 2012

DESPUÉS DE LA BATALLA



Con la espuma en la boca
y las pinzas quebradas,
los cangrejos emigran a oscuros paraísos,
en busca del botín de la desgracia.
Ebrios por la victoria, los dioses de herrería,
radiantes como hombres renacidos,
se lavan las heridas en la calle
después de la batalla.
Se desmoronan las torres de marfil
como los dientes de una calavera,
y caen, desde la altura de su séptimo cielo,
grotescas marionetas dislocadas.

Elvira Daudet

22 comentarios:

  1. hondas, terribles imágenes se me agolpan al pecho.
    querida elvira, otra brecha en el cielo sin número.
    y tu antología... un salvoconducto de ida y vuelta a ir a no sé qué horizontes. gracias.
    un beso.

    ResponderEliminar
  2. Cuanta torre por los suelos... Maga, menos mal que tus versos son pilares.
    Besito

    ResponderEliminar
  3. Es un poema grandioso, demoledor, duro como la vida misma. De los que uno se reconoce en cada verso y cada verso se clava coo un cuchillo.

    ¡Qué grande eres, Elvira!

    Gracias por esa antología personal, un tesoro para todos los que amamos la POESÍA.

    ResponderEliminar
  4. Tremenda la realidad, transparentes tus versos. Ojalá despiertes a los que se han autoconvertido en estatuas de sal, que la marea es para todos y hay que pararla, que yo no quiero disolverme.

    Tu poema como tú grande y joven

    Besicossss

    ResponderEliminar
  5. "Ebrios por la victoria, los dioses de herrería,
    radiantes como hombres renacidos,
    se lavan las heridas en la calle
    después de la batalla."
    Impactante,magnífico en su ritmo y en sus imágenes.Estos cuatro versos me los llevo muy dentro,grabados en la memoria para que me acompañen en las dudas, en los destierros y en las batallas,esas que aún nos quedan,queridísima Elvira.

    ResponderEliminar
  6. Tremendo. Encerrar la cruda realidad en sólo doce versos con esa potencia de imágenes que sacude y secciona, sólo está al alcance de muy pocos: tú entre ellos.

    Un beso.

    ResponderEliminar
  7. Aprovecho, Elvira, el lugar que me deja este poema como puño, para agradecerte y felicitarte a la vez, por esa estupenda antología de tan grata lectura que has puesto a disposición de tus lectores.
    Un gran abrazo, poeta.

    ResponderEliminar
  8. Qué bueno todo el poema. Dice tanto en tan poco que tal vez por eso el impacto es mayor. Me ha encantado. No sé con qué imagen quedarme, pero ese "desmoronarse las torres de marfil como dientes de una calavera" me ha dejado parada durante unos segundos para releerlo varias veces más.

    Un abrazo con la misma admiración de siempre mi querida dama.

    ResponderEliminar
  9. Después de la batalla afortunadamente quedan poetas como tú para mostrarla con palabras.

    Un cariñoso abrazo, Elvira.

    ResponderEliminar
  10. Poderoso como grito en la noche, como latigazo.

    Milbesos, poetísima.

    ResponderEliminar
  11. Esto demuestra, admirada Elvira, que hasta los dioses sufren los estragos de las batallas; nadie está exento de su dolor.
    Gracias por el regalo de tus libros publicados aquí, en Internet.
    Besos

    Juanjo

    ResponderEliminar
  12. Poderosa tu poesía,
    sabes sacudir la fibra
    con imágenes que impactan.

    Desde mi admiración
    Un enorme abrazo.

    ResponderEliminar
  13. Por aquí leyendote y admirando lo bello ;)

    Un abrazo

    ResponderEliminar
  14. Tenemos un contencioso jurídico-administrativo el Seleccionador de perfil y yo. El cafre no me deja entrar a darte los buenos días, leche. Venga a escribir loas a tus divinos versículos y cuando pulso la jodida tecla de Publicar se esfuman en el "limbo de la Red". ¿Pero no habíamos quedado en que no existía semejante tugurio entre el infierno y el cielo? Juego por enésima vez a insistir en la inmensa profundidá de sus lances poéticos, en esa fosa de las Marianas de la que surgen magistrales estrofas. Ta usté hecha una niña, my Lady. Besos de larga distancia y coche cama.

    ResponderEliminar
  15. Querida Elvira: Tus versos nos llevan a ambos lados de este mundo que se deshace sin remedio. Vendrán otros tiempos, probablemente terribles, pero seguirán vivos poemas tan espléndidos como este para recordarnos que seguimos equivocando el camino. Y todo renacerá a pesar de los pesares.
    Muchos besos, preciosa.

    ResponderEliminar
  16. El mundo que se acaba, retratado en este puñado de versos, como siempre impecables y llenos de inspiración. Esa mirada tuya profética y, por tanto, desnudadora de cuanto podrido nos rodea.
    Inmenso como siempre.

    ResponderEliminar
  17. Querida Elvira, te perdí en una tarde de mala fiebre, en una tarde de silencios imposibles.
    De nuevo la luz asoma su mirada y encuentro aquellos ojos, aquellas manos que una tarde me dieron el aliento para continuar en la tarea.
    De nuevo estoy en el camino.
    Para mi es un placer saber de ti una vez más y estaré allí donde me digas.
    Un abrazo enorme.

    ResponderEliminar
  18. Todo esto que tan magníficamente retratas y que me pone la piel de gallina está ocurriendo en nuestro mundo. ¡Jesús!, espero que este bello poema podamos olvidarlo.
    Un placer venir a tu casa y sentir de nuevo que mis entrañas se estremecen.
    Un abrazo, querida Elvira.

    ResponderEliminar
  19. Ni aprendimos nada de los errores -tan próximos en el tiempo- ni hemos perdido ese individualismo prepotente que nos hace menospreciar a quienes piensan y siente distinto. Sigue habiendo más jefes que indios, querida Elvira, y así no vamos a ninguna parte... bueno sí, a la destrucción.

    Qué regusto al gran Vallejo y su "Masa" :)

    Muchos besos, muchos

    ResponderEliminar
  20. Me sobrecogen la espuma en la boca y las pinzas quebradas; me duelen las marionetas dislocadas doblemente: por ser marionetas y por estar dislocadas.

    Te quiero.

    ResponderEliminar