OS AGRADEZCO VUESTRA VISITA Y POSIBLES COMENTARIOS.

SED BIENVENIDOS.

miércoles, 19 de enero de 2011

RECUERDO PACIENTE

En los años primeros de la infancia
todo era sombrío; ante los ojos tengo
un charco de la calle que nunca se secaba.
Cual bandada de ángeles oscuros,
de una estética infame: las cabezas rapadas
y ellos desharrapados en sus jerseys de borra,
pasaban los chiquillos con sus latas de asa
y una sonrisa de éxtasis en sus caras de barro
para ir a comer al Auxilio Social.

¡Cómo les envidiaba aquel juego con premio
asegurado!, prohibido para mí.
Carmen me trajo un día un trocito de queso
amarillo y reseco, escondido en la manga
tal tesoro de la amistad eterna,
que a mí me supo a gloria.

Las mañanas tenían un velo desolado
que anunciaba a los bárbaros, que entraban
en el barrio con la pistola al cinto
y su ferocidad de dinosaurios.
A los niños que fuimos
todo nos fue imposible en los años aquellos:
las jirafas, los dioses, la alegría,
y mis ojos perdieron la inocencia.
Ojos sucios de horror acumulado
en las calles, las cárceles, las tapias,
de mirar a los muertos cara a cara.

23 comentarios:

  1. Este poema es mas que un poema... Mis felicitaciones por este y por los otros. Te deseo lo mejor para este año que acaba de empezar. Un abrazo. Victoria.

    ResponderEliminar
  2. Querida Elvira

    Como siempre es leerte y me estremeces, esta vez me indigna y horroriza tanto por ese pasado que tantos niños tuvieron que vivir, como porque también hoy siguen existiendo situaciones similares.

    A veces pienso que nada cambia sólo quizás de ubicación geográfica pero poco más...

    Un abrazo inmenso

    ResponderEliminar
  3. Hasta hoy no he podido imaginar verdaderamente lo que tuvieron que significar aquellos tristes años para un niño. Tus versos son tan evocadores, están tan vivos...
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  4. Querida Elvira, leer estos versos es como observar un cuadro en blanco y negro, pero que en la misma medida que avanza la lectura, comienza a tomar color y matices actuales,es como si tu recuerdo se actualizara y en la foto aparecieran todos esos niños que hoy, esperan que alguien les de una posibilidad para no perder la inocencia. Es tan paciente tu recuerdo, que se hace presente.
    Un abrazo enorme para ti, querida amiga, y un beso también.
    Leo

    ResponderEliminar
  5. Escalofríos me recorren. Es necesario que no os lo calléis, no vayan algunos a repetir la historia y otros niños tengan que hacer el recorrido del hambre.

    ResponderEliminar
  6. Elvira, amiga, grandísima poeta, yo viví esos momentos muy pequeño al seguir mis padres durante nuestra guerra en Madrid. Tengo recuerdos vivísimos, como si fuesen recientes, de esos años. Esa catástrofe que nosotros vivimos la están viviendo ahora muchísimos niños en el mundo. Pero nosotros hablamos, hablamos, e incluso algo hacemos. No es suficiente. Somos vulgares, miedosos,no somos dignos. Podemos escribir tremendos poemas, pero esos poemas sólo nos sirven de escapatoria frente al egoísmo de nuestra vida. Yo soy de esos, de los que contemplan y lloran, de los que duermen mal, de los que se justifican, de los que decimos que amamos. Gracias por recordarme lo que soy, querida amiga Elvira.

    ResponderEliminar
  7. ¡Dios mío, Elvira! ¡Qué desolador y qué pesadumbre deja este poema-testimonio de tu infancia durante un período inenarrable y aborrecible de la rica pero sangrante historia de España... Es como ser asistentes a la proyección de un documental hiperrealista que penetra como un hierro candente por los ojos para imprimirse, indeleble, sobre la mente que no pude por largo rato suprimir estas imágenes de necesidad, de charcos no desecables, de temor y resentimiento respirados en el aire, de oprobio y prepotencia en el mediocre militarismo de los perpetradores sin moral ni causa. Perdiste la inocencia quizá, pero tus ojos, Elvira, tus ojos no son sucios, sino limpios y hermosos como luceros que alumbran para nosotros estas imágenes que tienen la rara y escalofriante belleza de las cosas terribles con trasfondo de leyenda y de las ruinas que distantes, siguen contanto su historia de llano y pólvora. Te abrazo, mujer, ahogado en llanto. No concibo tanta maldad y tanta injusticia. Rindo homenaje a todos aquellos que perecieron entonces y a todos aquellos que como tú, quedaron marcados por la desilusión y el desarraigo de una infancia secuestrada y violentada por la bota fascista y su dictadura de cementerios.

    ResponderEliminar
  8. Fe de erratas, causadas esta vez por la emoción: "pude" debe leerse "puede" y "contando su historia de llano y pólvora" debe leerse "contando su historia de llanto y pólvora".

    ResponderEliminar
  9. Notables letras, es primera vez que la visito, uno aprende de las vivencias ajenas y es más rico el trabajo del poeta cuando éstas se comunican con honestidad, arte y profundidad.

    Encantada de leerla.

    Desde Chile un saludo.

    ResponderEliminar
  10. Una crónica de un tiempo de vergüenza, escrita desde el corazón y con las heridas aún abiertas. Estremecedor y magnífico tu poema, como siempre.

    Mientras escribas estas cosas no podré seguir tu consejo de separarme de la poesía mientras esté escribiendo prosa. La tentación de leerte y sumergirme de nuevo en la poesía es demasiado fuerte.

    Sabes cómo te admiro y te quiero.

    Un enorme abrazo, adelanto del que en breve espero darte en persona.

    ResponderEliminar
  11. El torrente se lo lleva y deja tu poema en la laguna.
    Un beso gordo, Maga.

    ResponderEliminar
  12. Es paciente tu recuerdo, querida, y además es presente. Creo que a día de hoy siguen existiendo esos niños que pierden la inocencia demasiado pronto, en los escenarios de los países en guerra y en Madrid, por poner un ejemplo. Lo malo, qué digo, lo peor es que parece que nos anestesiamos o nos acostumbramos. Esa realidad no es obsoleta, sólo tiene sus versiones.

    Afortunadamente, tu mirada, como siempre atenta, nos hace reflexionar.

    Besazo doble.

    Ps. ¿he dicho que el poema es magnífico? Pues lo es, ea.

    ResponderEliminar
  13. Querida Elvira,
    Tu pluma es como el escalpelo –necesario- que desvela lo escondido. Tienes el poder de abrir mi caja de recuerdos; hoy el perfume de vencido que tenían las bocas de metro, allá por mis trece años…
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  14. Son tiempos oscuros los que cuentas. A muchos les robaron la infancia y eso ya no hay modo de recuperarlo.
    Gracias por hacernos recordar lo que fue.
    Abrazos.

    ResponderEliminar
  15. Paciente de dolor, supongo, ese recuerdo, no de paciencia.

    Tiempos tan decadentes, tiempos tan tenebrosos y sin embargo a veces, muchas, éramos felices con cualquier tontería. Ya sabes por qué yo me arrepiento de haber sido feliz en aquel tiempo, aunque la ignorancia pueda servir de atenuante.

    Yo también, aunque mi tiempo fue, creo, un poco menos duro, me iba tras las cloacas, a las lindes, a lo que me prohibían. Cómo no rapar las cabezas si tanto piojo había. Ahora es cuando miro hacia otro lado sabiendo lo que hay, y eso es ya menos disculpable.
    Nunca dejas indiferente, querida Elvira, esta poesía tuya late y late.

    Bss

    ResponderEliminar
  16. Impresionante, tremendo y hondo... pero era la realidad, es la realidad todavía en muchos países de este mundo...

    Muchas gracias, mil... Es un homenaje al horror... para que no se nos olvide lo que es capaz de hacer el ser humano...

    ResponderEliminar
  17. Varias veces lo he leído, y además de apreciar su calidad literaria. He sentido/visto a esos personajes, esa realidad/bofetada... No está tan lejos, ha cambiado el contexto, pero sólo hay que alargar la mano, y no dejar el corazón en el balcón.
    Besitos.

    ResponderEliminar
  18. Hola, Elvira: muy inspirados versos. Me encantó el verso de las jirafas, los dioses, la alegría, porque el cuello larguíííísimo de las jirafas, como permite ver las ramas, el bosque y atisbar el horizonte es sinécdoque del ansia indomable de la libertad, así que un niño sin jirafas es un niño sin juego, sin música. Saludos bloggeros

    ResponderEliminar
  19. Un poema con visos de alegato, hiela la sangre pensar en todo lo perdido, tanto inocente, tanta gente buena, tanto talento, afortunadamente tenemos el tuyo, para que duela menos lo que nos fue arrebatado en aquel entonces y lo que cada tanto nos siguen arrebatando.
    Debo necesariamente destacar un verso que me ha deslumbrado : "ante los ojos tengo, un charco que nunca se secaba..." esas pequeñas cosas, esa formato de doble temporalidad, solo las aprecia y concibe el alma del verdadero poeta, si se me permite la inmodesta adjudicación de tales atributos.
    Un cálido abrazo, querida Elvira.

    ResponderEliminar
  20. Aunque no viví esa época
    si que me tocó a convivir
    con la escasez de la comida
    en la mesa, de la leche
    en polvo y la mantequilla
    en la escuela.
    Recuerdo como mi madre
    después de trabajar todo
    el día en el campo
    se dejaba por la noche
    las pestañas remendándonos,
    ya sólo quedaban en su
    pecho jirones de cariño.

    Tus palabras nos dan fortaleza
    para enfretarnos hoy
    a la vida cara a cara.

    Un cálido abrazo Elvira

    ResponderEliminar
  21. No puedo tener recuerdos de ese momento que describes tan bellamente en tu poema. Nací un poco más tarde pero, recuerdo aquellos jerseys de borra y sobre todo en mis ojos han quedado recuerdos de pobreza, de miseria, de miedos y mentiras.
    Un placer pasear por este espacio tuyo que a partir de ahora será lugar de referencia.
    Gracias por compartir

    ResponderEliminar
  22. Ningun niño debería perder su infancia en manos del hambre y la sed, el miedo y la tristeza, el dolor y la muerte. Ningun niño debería...Y sin embargo, miles de niños se agolpan esperando su turno a las puertas del Auxilio Social que no siempre llega. Esperando, esperando crecer quizá con la íntima esperanza de poder olvidar. Pero no se olvida cuando miras hacia delante y la fila de niños no termina.
    Dicen que del dolor nacen los mejores versos, pero no hay mejor verso que la sonrisa de un niño arrastrando su lata inocente.
    Estremecedor recuerdo de los años que no debieron ser y fueron.
    Un beso y un abrazo.

    ResponderEliminar
  23. ¿Qué decir de este poema? El mismo ya es lo suficientemente elocuente. Tu pluma magistral nos da una lección magnifica de como hay que escribir. Chapeu¡¡¡

    Un abrazo.

    ResponderEliminar