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jueves, 18 de noviembre de 2010

NO ERA INÚTIL, MIGUEL

"Para la libertad sangro, lucho, pervivo"
-Miguel Hernández-


Ya desde muy temprano me enseñaron tus versos clandestinos.
Cuando la libertad era un delito y pronunciar tan hermosa palabra
podía conducirte a la prisión, pensaba: "Pobre Miguel, si hubieras intuido
lo que nos esperaba al doblar tú la esquina envenenada de la vida"
Y se me atragantaba la libertad perdida, lo mismo que una estrella
de cristal astillada, que abandoné en tu boca como un último beso
royéndote la lengua y las encías.
Ay, España, ¿qué fue de tus poetas, los más puros brillantes
que hubo en corona alguna?, ¿qué hiciste con su sangre, con sus huesos?


Y la pena me estallaba por dentro, llanto y trueno, al recordar
tu limpia vida inútil, malgastada. Inútiles tu sueño, tu esperanza,
tu sangre, vuestra sangre, derramada. Y también tu palabra,
tus versos militantes, porque, ay, la libertad fue enterrada contigo,
vencido y humillado contigo todo el pueblo, desangrado por la herida terrible
de la mitad de España amputada de cuajo, de un cuerpo que fue hermoso.
Y millares de espectros, escondidos entre las pocas piedras que quedaron
en pie, como muñones de los muros que fueron arrastrados
por la crecida de la sangre, tus hermanos.
Fuimos los herederos de tu sueño cadavéricos niños, atacados
por la tisis, el tifus, la pelagra y el odio, comidos por el miedo y la miseria,
y sin nada que comer; peritos en prisiones y astucias para sobrevivir.


Durante mucho tiempo me ha amargado tu muerte, vuestra muerte, por inútil.
Menos mal, me decía, que la muerte es eterna y no pueden volver en un permiso
a contemplar la vida de los seres que amaron. Me preguntaba si en algún momento
al descubrir que la guerra iba en serio, obscenamente en serio,
al mirar a la muerte cara a cara en el campo de batalla,
al brindar tu carne vegetal al cirujano, o cuando exangüe, espuma a espuma,
te escapabas de la prisión, la duda te clavó su diente venenoso.


Quizá al verte doblemente vencido, desguazado, en la nata de pena
de los ojos de la mujer que amabas, al sellar la esperaza
de jugar con tu hijo a cazar grillos, te preguntaste si no sería inútil también tú,
si valía la pena penar tanto por ese pez de plata escurridizo
con el que te llenabas tú la hambrienta boca.


Hoy sé, Miguel, que no era inútil.
La libertad enterrada no se pudrió, protegida por la tierra empapada
con la sangre, la tuya y la de tantos, demasiados.
Vuestra sangre comienza a germinar en hombres nuevos
que gritan libertad como en aquel verano violento, pero esta vez sin ira.
Tu corazón, helado en varios tomos, vuelve a latir en los pulsos más nobles.
Vuelve la vida a restañar la herida de la muerte y las cuencas vacías
se han llenado de piedras luminosas abiertas al futuro, incierto pero hermoso.


Gracias a ti, a vosotros, España resucita ya completa.
Los gritos de los niños, que juegan en el parque mientras sus padres votan,
de nuevo en democracia, me han hecho recordarte y comprender.
No era inútil, Miguel, descansa en paz.


Madrid,15 de junio 1977

13 comentarios:

  1. Querida Elvira: ¿me has leído el pensamiento? Con Miguel, por Miguel empezaremos, después de darle muchas vueltas. Esa nata de pena..., y esa esperanza habrá que gritarla.
    Aunque no estoy seguro, no tanto, de que España resucite ya completa. Hoy. En aquel 1977 hubiera escrito así, bueno, lo hubiera intentado.Bs

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  2. Hermoso y tocante homenaje al poeta Miguel Hernández, querida Elvira, cuanto me gustaría un día poder sustituir "España" y escribir un poema dedicado a mi gente y a mi patria con la misma esperanza que no haya sido en vano tanta sangre derramada. Cuanto quisiera decir como dices, que un día mi tierra resucita completa y democrática.
    Tus versos me emocionan y me hacen ir un poco más allà vecino a los míos. Un beso para ti, querida Poeta.
    Un abrazo.
    Leo

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  3. Son tan buenas las metáforas que empleas en tu poema, querida y admirada Elvira, que me haces introducirme en un mundo ahora tan irreal y entonces tan dramático que me hace estremecer. Desde un punto de vistra pragmático, los poetas hemos tenido la mala suerte de perderle, desde el lado humano, simplemente humano, hemos recibido una lección antológica de aquel ser arrastrado a la angustia y a la muerte. ¡Qué ejemplo de fidelidad y amor a la familia! ¡Qué ejemplo de lealtad a sus ideas!
    Un viento de odios y de incompresiones se llevó a este gran poeta que ahora tú nos recuerdas con poema tan perfecto. Gracias, amiga.

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  4. No era inútil, Elvira, aunque hoy, treinta y tres años más tarde de tu poema muchos digamos como Ortega No es esto... no es esto. Aquella ilusión del 77 está bastante marchita.

    Pero los versos de Miguel germinaron en ti para que puedas regalarnos tu magnífica poesía.

    Un abrazo

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  5. Como hombre y artista que tuvo que exilarse desde muy joven (con 19 años) para escapar las limitaciones y los ahogos de una "revolución" que en principio fue promesa para luego devenir en asfixiante y opresora dinastía totalitaria, tus versos, Elvira, adquieren para mí, en lo personal, una vigencia y un significado que van más allá de toda la inenarrable tragedia por la que tuvo que pasar el pueblo español, sus poetas, intelectuales y artistas, en primerísimo plano, para transmutarse en un poema que narra y describe y transmite los sentimientos de todos los pueblos traicionados, aplastados, oprimidos, tiranizados; robados de toda dignidad y de toda aspiración de libertad y de justicia bajo el peso de la bota militar y de mentidos escudos y cruces y hoces y martillos y todos esos otros símbolos inservibles e hipócritas que Valle-Inclán llamó genéricamente "las máscaras podridas". Y adquieren Miguel Hernández y todos los otros que como él cayeron, una dimensión agigantada y supranacional, en el mejor sentido de la palabra, porque no son ya sólo signos de la desesperanza de un tiempo y de la resurrección de otro en una España primero cercenada y luego, reconstituida; sino en todos esos lugares donde, a rayitos, por las rendijas y contra la soberbia de las sombras de la ignominia, comienza a colarse la luz de la libertad y de la conciencia y de la inquietud de que es posible y preciso luchar y hacer un mundo mejor y más justo, aunque ahora siga siendo sólo una utopía en medio del andamiaje propagandístico y el espíritu consumista y enajenado de las sociedades "libres" actuales. Llegará de nuevo un punto en que no será posible comprar, comerciar, adquirir, vender, matar, dilapidar o mentir más. Cuando llegue ese momento, nuevamente, "sangrarán, lucharán y pervivirán los hombres buenos, para la libertad". Profundo, alucinante, desgarrador, estimulante, reflexivo, esperanzador, justiciero y visionario este poema tuyo, Elvira. Perdona mi extenso comentario, pero así me vino a la mente y así lo sentí a medida que leí y releí tu poema. Un fuerte y cálido abrazo para ti.

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  6. Maga:
    Ya lo hablamos, nos ha tocado vivr en otro tiempo, aunque este tiempo tenga la constante y acertada figura de Miguel y de otros grandes.
    No olvidemos lo que han vivido, sufrido, escrio... No lo olvidemos.
    ¡Uy! en Junio del 77... los peores momentos de mi vida. Pensaba en claudicar encerrándome, como así hice, en un internado. ¡Cosas de la vida!
    Besitos, mujer grande.

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  7. No era inútil, nunca lo fue ni lo será, luchar por la libertad. Mientras quede aliento, no podemos ni quiero renunciar a la nada.


    Un abrazo.

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  8. Te leo sin mucho tiempo y me emociono contigo y con el comentario de Pedro. No, mi querida amiga, no era ni será inútil, estremece tu poema como remueven los versos de Miguel.

    Mañana te llamo, llego esta noche. Besazo.

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  9. No es casualidad que en los años setenta, cuando mi adolescencia, Miguel ( Hernández como yo, somos muchos Hernández pero me llenaba de orgullo compartir su apellido) me embriagara con sus poemas; no es casualidad que como a mí, entusiamara a todas las personas sensibles a las letras y a las emociones.
    Yo entonces no pensaba en libertad, solo en belleza que empezaba a descubrir(en mi pueblo estábamos demasiado encerrados como para echar de menos o que no conocíamos).

    El tiempo pasa y hoy, casi cuarenta años más tarde, celebramos su centenario y tampoco es casualidad que los de entonces sigamos nutriéndonos de esos versos que siempre estarán, aunque nosotros ya no seamos los mismos.

    Gracias Elvira por esa égloga a la libertad en la que eres un poco Miguel y un mucho tú misma·

    Un saludo de A. Hernández.

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  10. Es imposible para mi, no poner música a esos primeros versos con los que ilustras los tuyos. Es imposible pasar por alto la clandestinidad y la libertad prisionera. El tifus y la miseria. Los ojos de los niños huérfanos y la duda. Esa maldita duda que debió asaltarle en la muerte y que hoy le respondemos desde su misma tierra por la que dio sus versos, con otros versos tan hermosos como estos tuyos, para agradecerle. Agradecerle...
    El color de mi sangre es consciente de otros tiempos aunque no fueran mis tiempos.
    Un abrazo querida Elvira.

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  11. Sigo temblando mientras escribo estas líneas al leer tus palabras hacía el maestro. Preciado homenaje a nuestro querido Miguel. No te puedes imaginar la debilidad que tengo por él. Elvira, me has hecho emocionarme.

    Un beso muy fuerte.

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  12. Aunque llego tarde, a pesar de tu irritación por la ausencia, no me siento apenado, pués he leido los comentarios que te han dejado y creo que se han dicho todo lo que se debian decir sobre el poema, la poetisa y el motivo inspirador
    No puedo decir con objetividad lo que tu poema expresa y cuanto me ha conmovido, pues tratandose de Miguel se me nubla la vista de solo recordarlo.
    Que bueno que en el mundo aún existan personas que tengan en común este tipo de sentimientos, pués Miguel es eso, un sentimiento inmortal y tu así lo has retratado.
    Te dejo un afectuoso abrazo a la vez que un agradecimiento proporcional a ese afecto.

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  13. Este texto tiene solera de la buena, y está lleno de eso que nunca puede faltar y que nunca será inútil: la lucha por la libertad.

    Qué altas cimas literarias y personales alcanzó Miguel en su corta vida.

    Saludos.

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