Duelo de amor a espada y lirio abierto.
Me abraso con el frio de tu espalda,
atalaya de nieve que me niega
la cifra de tu gloria y de mi herida.
Cruel juego, cercas de nieve el fuego,
y al instante alimentas, beso a beso,
mi infierno. No desembrides la furia
de la sangre si es batalla perdida.
No me prendas, amor, si no has de amarme,
que ya ardo y muero en el incendio, presa
del sortilegio que en tu labio bebo.
Mientras tú, desdeñoso a mi condena,
te creces y atesoras, avariento,
toda la luz que derribada debo.
miércoles, 15 de septiembre de 2010
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Me toca ser primer.
ResponderEliminarMaga:
Estos versos, como los anteriores, siguen siendo aula de estudio, donde al caer la tarde vengo y leo y hablo y siento...
¿Se puede escribir algo mejor que esto?
"No me prendas, amor, si no has de amarme,
que ya ardo y muero en el incendio, presa
del sortilegio que en tu labio bebo.
Mientras tú, desdeñoso a mi condena,
te creces y atesoras, avariento,
toda la luz que derribada debo."
Un beso fuerte, Elvira.
Muy bonito, mejor, precioso.
ResponderEliminarUn abrazo.
Qué decir, querida Elvira (maga de Jesús y mía). Hermosísimo soneto que fluye suelto, despacio: no sobra ni un solo verso. Soneto blanco, tiembla tu voz "derribada"; y las palabras se meten en los adentros. Sin tregua.
ResponderEliminarBeso.
Bello, selecto y majestuoso, en voz alta, absolutamente delicioso, y, como dice Jose, se cuela para quedarse.
ResponderEliminarUn abrazo de dos vueltas.
Pasar por esta, tu casa virtual, es un momento de deleite para mis sentidos.Exquisito tu poema, Elvira. Agradezco el misterio que me ha encontrar tu voz y tu lirismo.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.
Leo
Sin palabras. Simplemente te saboreo.
ResponderEliminarUn beso,
Aquí me tienes, disfrutando tus letras de nuevo. Gracias.
ResponderEliminarHola Elvira: Quise dejarte un comentario el día antes del III Encuentro en Alcalá. Lo escribí inspirada como siempre en tu lectura y terminaba diciéndote que estarías allí de alguna forma con nosotros. No podía faltar tu nombre entre tanta poesía, y me atreví a dedicarte mi poesía de la Gioconda.
ResponderEliminarY ahora leo Tántalo, y me pregunto cómo es posible, de dónde se saca la fuerza para arder cercada por la nieve. De dónde para amar en el filo de la espada. ¿Cómo curarse de esa condena?
No me canso de leerte.
Un beso.
Pues no sé dónde estaba yo perdiéndome tanto talento...
ResponderEliminarese duelo de amor a espada y lirio abierto
me ha llegado a lo más profundo...
me quedo un rato más por aquí, se respira aire
Un beso!! Vengo del blog de Luisa Navarrete y la curiosidad de su retrato me trajo hasta aquí...