Inesperadamente, una mañana
se hace la luz,
sin medida, irrefrenable, cegadora,
y es el comienzo.
Hasta ese momento,
el hombre ha sido un ser sumiso y torpe
(" Yo no había tenido
nada de valor hasta entonces"
-se justificará el día que termine su reinado),
que ahora intenta almacenar la luz.
Arrogante y hermoso, el príncipe
convoca al mundo,
subido al campanario vegetal de su gozo:
"Hombres todos venid a mi coronación.
Yo soy el elegido por el sol.
Tengo los elemetos rendidos a mi suerte.
Basta que yo diga hágase
y estallará el milagro.
La belleza se me ha entregado
desnuda como un mármol sin secreto.
Y el amor más puro está cociéndose en mi pecho".
Algunos pocos acuden al prodigio,
a mendigar su rosa,
a compartir las mieles que le brotan
del costado, a robarle los rizos
y medir las montañas que sus ojos reflejan.
Hasta que el alba lo encuentre en la playa,
extenuado
de soportar tanta riqueza inútil,
al lado de un cadáver brillante.
Ha comprendido
y acepta los gusanos de sus ojos
donde la luz ayer dilató la belleza.
Al subir la marea
el agua va a lamer las heridas
a este hombre recién nacido.
(Del libro Crónicas de una tristeza)
martes, 28 de septiembre de 2010
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Maga:
ResponderEliminar¡Me lo apunto!
Me apunto el sentido.
Besos.
El milagro lo haces con las palabras, Elvira.
ResponderEliminarPoema Estupendo.
Es siempre un placer leer tu poesía.
Un abrazo.
Leo
Si hubiese leído tu poema a tiempo, no hubiese acabado extenuado, lamiendo el agua sus heridas. Sus ojos te hubieran mirado entonces, con la luz de su atardecer, viéndote a su lado, devolviéndole su vida una vez más, con esa profundidad y ternura que sólo una mujer es capaz de tener. Un saludo muy cordial.
ResponderEliminarMenuda muestra de maestría manejando el lenguaje y los sentimientos.
ResponderEliminarUn lujo tus letras.
Un abrazo.
Vida regada con muerte y vuelta a empezar caminando sobre los fallos de otros que antes los cometieron.
ResponderEliminarMuy grande con tus palabras señorita. Todo el tiempo del mundo ha conseguido colocar las letras para conseguir que sean como el agua clara.
Felicidades por tu excelencia.
Una gran alegría y un gran honor recibirte en mi casa, Elvira. Tus poemas para mí son toda una lección en el fondo y en la forma.
ResponderEliminarY muchas gracias a Jorge por recomendarte mi blog.
Un abrazo
vine a conocer, la impactante mirada del blog de Luisa; y las palabras le hacen honor.
ResponderEliminarun saludo.
Me ha pasado como a artadi, quise conocerte después de ver el maravilloso retrato de Luisa, y quedo fascinada por tu poesía, casi épica, de un profundo lirismo que me ha emocionado.
ResponderEliminarUn placer.
Conozco la bella poesía de tu hermano Jorge, pero incomprensiblemente desconocía la tuya. Desde hoy prometo ponerme al día. Más que una promesa será una devoción.
ResponderEliminarUn cordial saludo.
Querida Elvira,
ResponderEliminarTremendo poema, como todos lo tuyos. Cuando la voluntad se hace vanidosa, distorsiona la intimidad y amenaza incluso contra uno mismo, sólo queda despojarse y, quizá, renacer o morir en el intento.
Es una maravilla como te adentras.
Besos.
Ps. conecta el tlf, caray.
Así contemplo yo la muerte. Justo como ese nacimiento que describes. Como esa rendición y redención que supone el conocimiento pleno. Así contemplo cada letra tuya. Como un renacer constante de la poesía.
ResponderEliminarUn beso.
Hola Elvira, sé que te he visitado muy poco, mal hecho; vengo a conocerte mejor y leer buena poesía. He podido conocer a tu hermano en Alcalá, un hombre estupendo. Besos, hasta pronto.
ResponderEliminarUna belleza de letras llenas de tu sentir poetico. Un gusto leerte. Te dejo un beso, cuidate.
ResponderEliminarNo hay amabilidad en la verdad cierta... ni aunque sea sangre manchega la que recorra nuestras venas...
ResponderEliminarEs mi admiracion por lo que consiguen dar al verso la belleza precisa. En pocas palabras, limpias de paja, un corto en que cada estrofa es una escena.
Encantadisimo por tus palabras.:)
He venido a leer este poema una y otra vez,
ResponderEliminaruna maravilla que me deja boquiabierto.
Acepte un saludo, mudo de admiración.
Magistral como siempre mi querida amiga, aunque esta vez vengo mas que empujado por la lectura de tu brillante pluma, a despejar las inquietudes que le has planteado a José Antonio, respecto de las actulizaciones de mi blog, el no sabe como hacerte llegar mis consideraciones al respecto, así que aquí te dejo mi dirección para futuras ocasiones en las que pueda serte útil de algún modo, mi correo es : gcp@live.com.ar , allí estaré disponible cada vez que así lo requieras.
ResponderEliminarDe más esta decir que me ha conmovido tu preocupación y en cierta forma me ha devuelto a este maravilloso mundo de la poesía del que sin casi saberlo me estaba alejando por razones que por intrascendentes no expondré.
Te dejo todo mi afecto y admiración.
Gustavo Pertierra
Estoy tan empapado de tu Gioconda ahora (la acabo de terminar), que estos versos me recuerdan, de modo inevitable, a un pianista dios como nadie debe serlo de otro hombre, otra mujer...
ResponderEliminarVeo, sin embargo, una enorme diferencia: este 'ha comprendido'.
Nos vemos pronto.