A Pier Paolo Pasolini, muerto a palos
y enlodado por los hijos de la noche.
Esperad, antes que me golpeéis,
quiero advertiros, hijos de la noche,
implacables ángeles de las sombras,
que sé llorar en todos los idiomas.
En francés he gemido, con éxito notable,
en el Barrio Latino y en el andén del metro,
en tiempos de Ben Bella, de De Gaulle y Bumedian.
Al pie del Vaticano y en las playas de Ostia
he llorado -en italiano, claro- a un cristo
sucio de sangre y barro, de voz insobornable.
Y en Wall Street, en Bowaris y en Harlem,
acosada por millares de espectros,
hombres sacrificados al dios Dólar,
mis lamentos han sido en un yanki perfecto.
Asombraos, también sé gemir en griego antiguo.
Lo he probado en el Ágora ateniense,
mientras el tren pasaba desdeñoso
y se tambaleban los cimientos
del templo de Teseo.
Y también he llorado en el Pireo,
junto a un sarnoso can apaleado.
Pero lloro mejor en castellano,
en esta hermosa lengua, que es mi idioma,
rizo el rizo del grito y el lamento,
y no es por presumir de virtuosa,
que me ha costado sangre el aprenderlo.
Antes de golpearme, ahora que estáis a tiempo,
decidme, azules criaturas de la muerte,
¿qué idioma preferís para el recreo?
y enlodado por los hijos de la noche.
Esperad, antes que me golpeéis,
quiero advertiros, hijos de la noche,
implacables ángeles de las sombras,
que sé llorar en todos los idiomas.
En francés he gemido, con éxito notable,
en el Barrio Latino y en el andén del metro,
en tiempos de Ben Bella, de De Gaulle y Bumedian.
Al pie del Vaticano y en las playas de Ostia
he llorado -en italiano, claro- a un cristo
sucio de sangre y barro, de voz insobornable.
Y en Wall Street, en Bowaris y en Harlem,
acosada por millares de espectros,
hombres sacrificados al dios Dólar,
mis lamentos han sido en un yanki perfecto.
Asombraos, también sé gemir en griego antiguo.
Lo he probado en el Ágora ateniense,
mientras el tren pasaba desdeñoso
y se tambaleban los cimientos
del templo de Teseo.
Y también he llorado en el Pireo,
junto a un sarnoso can apaleado.
Pero lloro mejor en castellano,
en esta hermosa lengua, que es mi idioma,
rizo el rizo del grito y el lamento,
y no es por presumir de virtuosa,
que me ha costado sangre el aprenderlo.
Antes de golpearme, ahora que estáis a tiempo,
decidme, azules criaturas de la muerte,
¿qué idioma preferís para el recreo?
Querida Elvira, veo que se retorna a la cotidianidad. En este regreso percibo el verdadero comienzo del curso. Ojalá tu verano haya sido lo más espléndido posible, incluyendo el recital del pasado día 6 en Málaga del que tuve noticias por Paloma, por Isolda, por la red.
ResponderEliminarMe estremece este poema. Siento un desgarro al leerlo, ante ese recorrido por la geografía de la muerte, como si fuera ya una geografía habitual. Ahora que uno barrunta la sombra de la muerte en carne ajena, aunque muy próxima, empieza a entender tu valentía, y esa sabiduría de quien sabe qué se trae entre manos.
Pero, al mismo tiempo, siento la fuerza que no te abandona, ese tan tuyo estar de pie arrostrando cualquier dificultad, cualquier abismo que se acerque a la existencia..., incluido el último.
Y para remate (tras ese repaso por los idiomas de la muerte, que en definitiva es único e invariable aunque suene diferente), esos versos que de tan irónicos llegan a sonar como reto, como desafío.
Elvira, enhorabuena, otra vez.
Bienvenida, Elvira. Y más con este inmenso poema, estremecedor en su ironía.
ResponderEliminarEres grande, cada vez más grande.
Una alegría volver a leerte y saberte por estos lares.
Un beso fuerte.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarYa de regreso???
ResponderEliminarY yo también rizo el rizo del grito (no del lamento) por este buen poema lleno ¿de lágrima? Yo diría que de vida.
Un besazo enorme, querida Maga.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarel recreo es de lluvia esta noche rabia resignada, y la lluvia es universal de lengua, como ciertos poetas; no muchos, pero sois.
ResponderEliminarlloro contigo. un abrazo, elvira.
Querida Elvira: No sé si este poema estaba escrito o lo has trenzado hoy. Sea como fuere, es magnífico para este día en el que también prefiero llorar en castellano. Tu amplitud de miras y tu ironía lo hacen espléndido, or desgracia, para cualquier tiempo. De veras, impresionante. No hay idioma para tantos desalmados, como no lo hay para los besos que te envío.
ResponderEliminarMe temo, querida Elvira, que esas criaturas azules de la muerte prefieren el silencio, para que el único sonido sea el rítmico compás de los golpes... así son de traicioneros.
ResponderEliminarSobrecogida me quedo
Muchos besos :)
Te felicito, Maga.
ResponderEliminarMe alegra que CUADERNO DEL DELIRIO se haga papel y que los "culpables" sean esos tres mosqueteros.
Jaime, Julio, Arturo, GRACIAS.
Jesús Arroyo
Querida Elvira:
ResponderEliminarVaya regreso al blog y de qué manera... Te esperábamos como agua de Mayo y ya estás aquí, más plena que nunca.
Estremecedor poema en el que te aseguro que "rizas el rizo del grito y el lamento".
Enhorabuena también por ese Cuaderno del Delirio en papel (cuantas ganas de sobarlo), a tí y a los culpables.
Un gran abrazo.
Tú, al igual que Whitman, "contienes multitudes" por eso eres grande y escribes estos poemas.
ResponderEliminarUn besazo.
Jamás podría golpearte, ni siquiera verbal ni visualmente, Elvira. Ni antes ni después de este poema precioso.
ResponderEliminarUn saludo.
Con el vello de punta estoy... Hay no sé cuántos idiomas, pero el tuyo, el de la poeta Elvira Daudet es tal vez el que mejor siento.
ResponderEliminarMe alegra mucho tus éxitos, aunque no me extrañan nada. Mis felicitaciones por ese logro del Cuaderno del delirio.
Perdóname, Elvira, por estar apartada de tus letras tanto tiempo; ya ves, soy perro fiel, y siempre vuelvo.
Un abrazo enorme.
Y yo que no me canso de leerte porque tienen tus versos esa capacidad mágica de no tener tiempo, siempre tienen el hoy empapado. Da igual cuándo lo hayas escrito siempre nos rugen dentro, da igual si los leemos tropecientos millones de veces... acaso alguien se cansa de oír una buena música?
ResponderEliminarEste poema es de los de alto rugido
Ya se que no soy ortodoxa (ni pienso)
besicossss
Aunqeu en estos meses de ausencia no haya dejado de leerte querida Elvira, extranaba tus versos, pasar tu blog y dejarme llevar por la fuerza de tus versos, emocionarme y llorar con cada una de tus palabras, porque tu haces que yo me emocione, sienta y llore, como con este poema, con ese final que me estremece:
ResponderEliminar"Antes de golpearme, ahora que estáis a tiempo,
decidme, azules criaturas de la muerte,
¿qué idioma preferís para el recreo?"
Te quiero, Elvira, un abrazo fuerte y todos mis besos.
Leo
Cómo me estremece tu poema, Poeta de todos los tiempos.
ResponderEliminarLa emoción de esta lectura se anida en mi garganta y se queda.
Un abrazo grande
Maffi
querida elvira, me alegra tanto la puesta en papel del cuaderno del delirio, por cuanto me siento más cómodo con aquello que siento pesar.
ResponderEliminary gracias por tu comentario en mi blog del último poema -que no lo vale-.
sin embargo, sí te quise resolver mi indolencia con otro anterior, algo más cuidado, delicado, dedicado en buena parte, y que te espera en:
http://detraves.blogspot.com.es/2012/06/modo-de-pretexto.html
un beso elvira, osado y admirado.
En todas las lenguas habría que llorar a Paasolini, hasta en japonés. Una gran pérdida a manos de la belleza que amaba, paradoja cruel. Cuánto nos hubiera dejado si hubera vivido lo que le correspondía.
ResponderEliminarTus letras son muy bellas y muy emotivas, Elvira.
Un abrazo grande para una de mis preferidas.
Querida Elvira, ¡Feliz cumpleaños! Ya sabes que te deseo todo lo mejor.
ResponderEliminarUn abrazo.
Chapó!
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ResponderEliminarTu poesía me fascina, es profunda, brava, salvaje y certera como la muerte, como la vida, como el dolor, como el amor.
Un abrazo Elvira.
Mi admirada Elvira tu sabes transmitir como nadie la risa, el gemido o el llanto
ResponderEliminaren cualquier idioma que te propongas
porque tu poesía cala hondo.
Feliz cumpleaños y que se hagan realidad
tus deseados sueños.
Un abrazo muy grande.
perdón por el retraso. Y felicidades por otro inmenso poema, como absolutamente todos los que salen de tu mano.
ResponderEliminarUn beso muy fuerte
Querida Elvira:
ResponderEliminarAdmiro ese lenguaje tan suyo, tan coloquial para escribir los versos. A usted mi señora poeta, hay que degustarla con tiempo -como el mejor de los vinos-, con pausa y maduración del fruto. Por circunstancias personales no había podido visitarla antes. Mis días ahora son erráticos, adheridos a las carnes de mi madre que se encuentra viviendo sus días postreros.
Agradezco su visita. Usted es de las pocas, contadas poetas, de oficio y de sabiduría, y me alegra el alma sentirla en mi primitivo espacio.
Aunque un poco atrasado, ¡Felicidades por su cumpleaños! y por sus logros con Cuaderno del Delirio.
Mi abrazo y mi cariño.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarDemoledor -¡ay!- en cualquiera de las lenguas del gemido.
ResponderEliminarJulio
Querida Elvira:
ResponderEliminarHe estado muy desconectada durante estos meses porque se me ha estropeado el ordenador; aprovecho este ratito en el de mi hija para poder beber de tus palabras y llenarme de ellas.
Me parece muy original tu forma de enfocar un suceso tan terrible; consigues arrancar un grito de impotencia con una sutilidad increíble. La cultura, la diversidad y la sensibilidad - una vez más- asesinadas por unas manos brutales que no las comprenden y mucho menos las aceptan.
Un abrazo inmenso.
A tu excelente poema sumo estos versos del cantado por ti: "Muerte, dime que aún / é un engaño, una voz, / un paisaje extranjero / mi increible 'morte'".
ResponderEliminarTe acabo de conocer gracias a Amando Carabias. Un abrazo.
Realmente bueno.
ResponderEliminarUn abrazo
La poesía no tiene idioma, surge a pesar de las palabras, con las palabras, más allá de las palabras. Tampoco el odio y la ignorancia tienen idioma: es lo que sobrevive al más baja instinto de la bestia más primitiva. Un bello poema, Elvira. Un saludo.
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