El tiempo se ha dormido entre las rocas,
y los dioses antiguos regresan del Olimpo
a coronar mi juventud perdida,
mientras yo me desplomo de ceniza
como un cigarro ardido en la mesilla.
Sobre la arena de la playa quedan,
suaves y enmudecidas,
las huellas de los pasos de ida de un suicida.
La fiesta ha terminado.
¡Vuelve, luz cegadora del verano!,
noches de vino y besos, faroles amarillos,
risas como relámpagos, confeti,
lechos de ardiente espuma donde vela Afrodita.
Santuario de fuego de la vida,
¡espera!, quiero ser tu parásito.
(Del libro Terrenal y marina)
lunes, 11 de abril de 2011
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¡Quién no desea que vuelvan esas noches de vino y besos, faroles amarillos, risas como relámpagos, confetis...! ¿Quién? Y es tanto el deseo que una sigue deseándolo y no se conforma con ser su parásito.
ResponderEliminarDivino santuario el que dibujas con tu pluma y tristes los pasos que conducen a la nostalgia.
Te mando un abrazo que atraviese la virtualidad.
Que no termine nunca la fiesta, que no se nos escapen de la mano los mil y un granos de arena de la playa de la vida. Que siempre alcancemos a impregnar de risas y miradas el horizonte extendido en la distancia.
ResponderEliminarUn poema, como todos los que escribes, lleno de nostalgia y sabia reflexión.
Saludos
Este poema es conmovedor hasta el llanto. Cierra tu libro de poemas que tengo junto a mí, ayer fue el primero, hoy el último. Los voy saboreando poco a poco, pero no he podido resistirme a éste, lo siento tan mío... la fiesta ha terminado, pero me apunto a la vida aun en calidad de pasante.
ResponderEliminarBesos llenos de luz, querida Elvira.
Querida Elvira: Yo no se qué decirte. Quizá te diga que las cosas están bien en su tiempo y mejor que no vuelvan.
ResponderEliminarNo me gusta ser un templo de cenizas cuando hay tanto cigarrillo por fumar.
Lo que si me gusta son esas "... huellas de los pasos de ida de un suicida". Una imagen prodigiosa, admirada poeta, tan sencilla y tan intensa.
Y un beso... ¡Que no nos falten los besos!
Yo tampoco quiero que termine la fiesta, prefiero que continúe con sus noches y sus luces, y porque no con sus parásitos, si se alimentan de besos.
ResponderEliminarEs curioso como el tiempo nos enlaza, querida Elvira, un poema que recorre una vida, toda, y llega hondo.
Un abrazo enorme y un beso gigante para ti.
Leo
Hola bonita!
ResponderEliminarOye te dejo aquí mi email porque no quiero perder el contacto: naresmontero@hotmail.com
En breve mi blog se quedará como una casa abandonada, he decidido mudarme a otro blog sin tanta carga. Ando pues de mudanza virtual. Te mandaré postales desde mi nueva dirección!
Un día incluso sin tanto ordenador de por medio podríamos tomarnos un café, no?
Besos enormes
N
Añoramos lo que perdimos,especialmente el tiempo que dejamos atrás... y mientras lo hacemos, no disfrutamos al cien por cien del presente y de ese nuevo día ( de verano, primavera, otoño o invierno) que nos regala el nuevo amanecer. Que nos quiten lo bailao, Elvira, si pueden.
ResponderEliminarAunque la vida sea dura ( a veces casi insoportable), hay detalles diarios que la hacen también muy bella.
Admiro tu maestría para comunicar, Elvira.
Un abrazo gigante.
También ardo en deseo de ser parásito de la vida...
ResponderEliminarComo siempre un enorme poema.
"Terrenal y marina". Me subyuga el título. Me presiona la necesidad de descubrirte y saberte, en y desde ambas dimensiones. Ardores tales provocas, que ceniza eres, marcando más que la frente, la entrepierna de cualquier miércoles sacrílego; erigida tú en Afrodita que más que velar, enciende el pabilo de esa pasión pretérita y sedienta que aún justifica tu mirada y la memoria de todos los besos que en ti, guardan rumores y sabores de amados ecos... Siempre me llegas, desde la ola o desde el polvo del sendero; hálito imprescindible: sorprendente mujer transmutada en paisaje y velero. Un fuerte abrazo.
ResponderEliminarEres maravillosa, poeta.Cómo sabes llegar y permanecer, enredarnos e identificarnos en tus versos...
ResponderEliminarGracias y abrazos.
Perfecta alegoría, mi querida poeta, así es: parece que cuando se va acabando la juventud terminara la fiesta e incluso la vida.
ResponderEliminarBesazo grande, grande.
Me gusta este poema, que en cierto modo me recuerda una cita de Bataille “Le désir demeure en nous comme un défi au monde” La juventud es un concepto, sin ruptura de continuidad, diría yo…
ResponderEliminarUn abrazo
José María.
Un bello santuario
ResponderEliminaren el que morar
al igual que una diosa.
Un abrazo con alegría
de primavera.
Destrozadas en su ego las musas oficiales se preguntan ofendidas de qué paisaje interior captura mi Lady, nuestra Lady, Lady Elvira, semejantes pedazos de versos, oiga usté.
ResponderEliminarRogámos a mi Lady que por favor nos indique dónde compra a granel estrofas como estas o, al menos, en qué lugar podemos usurparlas sin que nos detengan.
Tenga usted de nuestra mano un notable alto... sólo Alá es perfecto.
Besos a discreción y a contracorriente. Feliz primavera romana, condesa.
Querida Elvira, admirada poeta:
ResponderEliminarDespués de leer tus poemas, transcritos en esta pantalla, he podido escucharlos y conocerte a través de ella gracias a Paloma Corrales. Me ha gustado mucho. Te mando un abrazo junto a mi condolencia por lo de Zuñi; sé que le conocías bien y tenías gran aprecio. Besos.
Algo pasa con la web o mi ordenador, pero te aseguro que ya había comentado tu estupendo poema. Lo vuelvo a hacer. Disfruto la cadencia, el buen decir y las metáforas. Un abrazo.
ResponderEliminar¡Que maravilla! me enamoran cada uno de tus versos... no, de tus palabras, me enamoro. Me situo en el lugar, en la imagen que vividamente se me representa, cuanta magia, cuanto adoro tus poemas, cuanta pena por sentirme distante de esa época.
ResponderEliminarUn cariñoso abrazo, amiga.
Bellísimo poema, Elvira.
ResponderEliminarUn abrazo.
Querida Elvira
ResponderEliminarhoy llego claramente tarde a tu casa y me da algo de pudor decir algo tras los comentaristas de tanto nível que tienes.
a veces pienso después de caducar la fiesta como si fuera un ajado y repleto carnet de baile de los antiguos, qué vivir? o sólo amordazarnos a los recuerdos?... las huellas de pasos de un suicida sólo de ida se me clavan y duelen.
como siempre estás llena de magia y me llegas muchísimo
Un abrazo enorme
Qué hermoso poema Elvira… Esta fiesta tal vez termina, pero vuelven muchas más a compartir de tu mano y de tus versos.
ResponderEliminarMe sobrecoge de forma especial éste: “mientras yo me desplomo de ceniza, como un cigarro ardido en la mesilla”, la belleza debe ser algo parecido a esta imagen, sin duda.
Gracias por tu amistad y por escribir tan bien.
Un beso muy grande con ganas de verte de nuevo.
Hola, Elvira:fascinante. ¡Y esos dos imperativos finales, mezcla de desespero y de desamparo, cóctel de amargura y de deseo, cómo nos incitan, cómo espolean la vida misma!
ResponderEliminar¿Te mola Iker Casillas?
Saludos blogueros
Querida Elvira: Vuelvo para agradecerte tu abrazo y tus palabras done nuestro amigo Leo. No puedo pedir mas sino que nos sigan uniendo tantos versos y de tan grandes personas como lo han hecho hasta ahora. Vayan los tuyos por delante en este mundo bloguero.
ResponderEliminarMil besos llenos de versos, siempre
Querida Elvira. Aunque comente poco, te leo con frecuencia. Y te admiro. No podía ser menos. Gracias por tus palabras y por ser como eres.
ResponderEliminarTenemos que encontrarnos más. Besos
Que siempre, Elvira, tengamos una fiesta esperando: parásitos del fuego de la vida.
ResponderEliminarTe deseo, nos deseo con un abrazo á.
Ojalá pudiésemos ser parásitos eternos de la vida (De esta vida, porque creo que después vendrán más). Y en juventud, claro, porque a veces el agotamiento propio del final del recorrido nos suplica descanso.
ResponderEliminarLa primera mitad del poema me gusta más. Es muy bella.
Un abrazo.