A Nessuno, mi amante de una noche
de lluvia, en la que fuimos dueños de Roma.
Ya no recuerdo si he amado alguna vez,
pero me gusta, a la deriva del crepúsculo,
jugar a enamorarme de ninguno.
Perseguir a ninguno por las calles,
rastreando su aroma de grappa en las hombreras,
hasta perderlo en brazos de la noche,
extenuada. Y volver a empezar
otro día cualquiera, siempre sin rumbo fijo.
Imaginarle rostros y sonrisas,
extravagancias y discursos raros.
Convertirlo en cosaco o ballenero,
y de lord transformarlo en vagabundo.
Besarme con ninguno por el Tiber,
y llena ya la boca de burbujas y néctar
hundirme en su alegría, y reír locamente
hasta romper los puentes, las vidrieras
y el silencio de piedra de San Pedro.
Caminar con ninguno entre las ruinas
espantando a los gatos y a los adormilados
policías que vigilan la noche,
mientras la ronca voz del viento silba
la Júpiter en las copas de plata
de los pinos romanos, y la lluvia
se sigue desangrando, desmayada.
De súbito, me gusta morir matando el día,
porque sí, y juego a enamorarme de ninguno
para burlar la soledad y poner
con ninguno los cuernos al vacío.
(Del libro El don desapacible)
jueves, 24 de marzo de 2011
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Lo tuyo es especatacular sra Daudet.
ResponderEliminar"De súbito, me gusta morir matando el día,
porque sí, y juego a enamorarme de ninguno
para burlar la soledad y poner
con ninguno los cuernos al vacío"
Este final es de antología porque sí.
Oíga, cuídeme mucho a Zúñiga mañana y dale mil besos de mi parte.
"
Me recordaste a Odiseo cuando engaña al cíclope diciendole que su nombre es "Nadie" o tal vez aquel momento en que decide atarse al mástil de su navío para escuchar el canto de las sirenas y salir ileso del mismo, asi tu poema tambien deriva en navegaciones solitarias y nocturnas, en amorosas ilusiones, que muchos llevamos dentro, pero que pocos podemos ponerlas en palabras tan maravillosamente como tu lo haces.
ResponderEliminarMe has hecho soñar con tiempos ya idos.
Un afectuoso y cálido abrazo, querida amiga.
Me apasiona este poema, bella dama, tanto es así que he compartido algunos de sus versos en FB, quedé inmediatamente atrapada por él, en realidad por todo el libro, ya lo sabes. Eres grande, poeta.
ResponderEliminarUn besazo.
Ps. se lo han concedido a Ana, el "Blas de Otero", ¡bien!
Estimada Elvira:
ResponderEliminarUna bella descripción poética en ese caminar lleno de imaginación por las calles romanas con un rotundo final.
Salud y abrazos.
Pd: ya he leído la reprimenda que me has hecho en el comentario del soneto numérico -para eso están los comentarios, para decir lo que uno piensa, aunque no siempre se dice-. El siguiente que he puesto es un soneto estilo inglés más 'serio'; espero que te guste.
Y gracias por tus comentarios.
Querida Elvira,
ResponderEliminarme encantas, me chifla y me apasiona leerte, cada vez que publicas en tu blog, cual cría pequeña que le van a dar un regalo corro, lo dejo todo y me engullo tus letras con tantas ansias que debo releerte y ya si disfrutar como se debe de tu poesía.
Hoy describiste tan bien cualquier día de los que nadamos entre realidades y fantasía, a veces pienso que la magia existe cuando te leo porque me identifico tantísimo con tu decir que hasta me asusto.
Un abrazo inmenso y besicos
Ps qué pena no poder acompañaros mañana, seguro que será una presentación memorable de tu mano.
Quizá haya sido el efecto de Roma en los días de lluvia, cuando el eco de nuestros pasos nos hace volver la cara atrás y ver a "nessuno" por los alrededores, solo nuestro propio paso enamorado de los charcos y de la brisa que nos despeina, quizá sea que la última vez que estuve en Roma pasee sus calles acompañado de mi silencio y el sonido de las piedras, el hecho es que con tu poema he vivido un momento mágico y eso lo debo a ti y a tu poesía.
ResponderEliminarGracias querida Elvira.
Un abrazo muy fuerte para ti, como el que le dije a Zuñi que te diera, y ahora pido a ti que lo des también a él de parte mía. Un beso desde el norte de Italia, este sólo para ti.
Leo
Ninguno, ese vacío con el que poner los cuernos al vacio. Ninguno, esa no presencia que acompaña y dibuja una vida inventada en cada aliento. Siempre vamos enamorándonos de ese ser que no es, que no está, que tal vez no exista y así de este modo teñiremos nuestras vidas del color de las telas al viento.
ResponderEliminarUn saludo.
Precioso, Elvira.
ResponderEliminarA mi también me gusta jugar con la fantasía e inventar historias de amores soñados.
Eres una poeta macanuda, me encantas.
Un abrazo el el aire y todo el éxito para Jose y para ti, mañana
Oye, vaya poemazo.
ResponderEliminarQué bien queda explicado en él la nostalgia de estar con ninguno y ponerle los cuernos al vacío. ¿Qué bueno!!
Qué poema tan grande, de soledad bien entendida. Casi siento la noche romana, a través de tus versos, jugando a enamorarme de ninguno... precioso y melancólico.
ResponderEliminarBesos enormes para ti y disfruta mañana con los amigos.
¡Ay! Me enamoré de estos versos, te imaginé escribiendo y recordé el brillo de tus ojos.
ResponderEliminarPiu nessunno mi portera a Roma…
Un abrazo.
Para qué amar a alguien si con ninguno se puede morir matando el día, después de haber besado a ninguno tantas veces por toda Roma...
ResponderEliminarMaravilloso.
Qué todo sea estupendísimo mañana.
Un abrazo.
Elvira, fantástico
ResponderEliminareste paseo del brazo
de "Ninguno"por las
vías romanas, dejarse
enamorar a la deriva del
crepúsculo.
¡Bellissimo!
Un abrazo muy grande.
Qué bello poema a todos los ningunos. Jamas podré sentirme asi de ninguneado. Al menos evocado como un ninguno cualquiera.
ResponderEliminarBello y sutilmente evocador.
Un abrazo
Dos bellezas en una:
ResponderEliminarEl poema en el libro. La tercera existe y se llama Maga.
Besitos.
Nos vemos luego.
Elvira, tuve el gusto de conocerte y saludarte ayer.
ResponderEliminarBellísimas imágenes y palabras las de este poema. Felicidades.
Un abrazo.
Poema sensual y bellísimo, plagado de imágenes de libertad.
ResponderEliminarEres la mejor, Elvira.
Pero yo no te quiero por eso, te quiero porque eres la mejor persona.
Odiseo, Roma, amores que adoptan imágenes diferentes, como distinto es el momento ....
ResponderEliminarSobre todo belleza de palabras, alegres, juguetonas, especiales.
Un abrazo. A.
Querida Elvira, no es que no te quiera escribir, lo juro, es que tengo un problema: no sé cómo ponerme en contacto contigo. No encuentro modo, así que... mi mail es amandocarabias@gmail.com
ResponderEliminarSoy Nadie, decía Ulises en la cueva de Polifemos. Soy Ninguno, digo yo, después de leer este poema tan hermoso... y matador.
ResponderEliminarSaludos blogueros, Elvira
Hermoso paseo de tu mano imaginando rostros a ese amante de una noche. Que juego tan espléndido de imágenes que se mueven al ritmo que tocas Elvira.
ResponderEliminarFué un placer esa velada en Libertad el viernes. Me alegro mucho de haberla compartido.
Un beso enorme
O sea, que las fotos las querías para enamorar a Nessuno?... Hummmm.
ResponderEliminarBueno, te perdono porque el poema es tan hermoso como tú misma.
Y te dejo la llave de casa bajo el felpudo, por si quieres venir.
http://manuelmartinez-carrasco.blogspot.com/
Un beso
¡Delicia musical este poema tuyo, Elvira! Roma toda se enreda en tu melodía, fiel, auténticamente. Es imposible que Nessuno no te responda. De la Nada misma brotará su mano viril, tomando la tuya. No puede ser de otra forma, ante tanta belleza y tanto capriccio que hace revolotear palomas y tañer campanas en la distancia. Finísima veta de finísimo juego erótico. No me sorprende. Complementa mi concepción de tu universo. Eres aquí eternamente joven y coqueta: magistralmente mujer; irrevocablemente fémina, aunque se escuche en lontananza un violín batiendo tristezas. Gracias mil y siempre por todos tus comentarios y tus muestras de cariño que me llenan el pecho, te elevan cada vez más en mi estima y me privilegian, sin compensación justa posible para ti. Un beso en tu frente y en tus manos de mujer, hoy y siempre, seductora y hermosa.
ResponderEliminarEmpiezo a creer que no hay mejor amante que Ninguno.
ResponderEliminarOtra delicia con la que poder soñar.
Un abrazo mi querida Elvira.
Magnífico poema, de soledad y de silencio. Todo lo que leo de ti me pone los pelos como escarpias. "Matando el día, porque sí..."
ResponderEliminarFelicidades.
En Roma puede pasar cualquier cosa, es el mejor sitio para enamorarse del amor. Delicioso tu poema Elvira. Te he visto y escuchado en la entrevista de Paloma Corrales, me encantó tu poesía en tu propia voz, pero además conocer y aprender de dónde y cómo nacen los poemas.
ResponderEliminarMe he sentido identificada con ese encuentro con la muerte, he vivido la misma experiencia no hace demasiado tiempo, también era dulce, también pensé que prefería irme, luego fué que no era mi momento. Pero te entendía cuando hablabas del después y de lo que cambia la forma de ver las cosas después.
Gracias por dejarnos estar tan cerca.
Un abrazo.
Rosa
Si ninguno pudiera amarnos tanto,
ResponderEliminarcomo nunca, ninguna
vez amamos;
desbordados de dichas y de canto,
la luna
que no dimos,
acaso de algún modo, compartamos.
Bellisimo el poema.
Un saludo.
Cada vez que te leo me pareces más grande.
ResponderEliminarMe quedo aquí anclada durante unos minutos leyendo y releyendo y me pierdo en la belleza y en la profundidad de tus letras.
¡Qué buena pinta tiene ese Nessuno con el que le pones los cuernos al vacío!
Impresionante este poema y apoteósico el final.
Me encantó, preciosa.
Un abrazo ENORME, ENORME.
Infidelidades tan bellas no deben de ser mal vistas. El vacío, viéndote tan felíz, debe de mirar hacia otro lado, disimular y ser complaciente con tus paseos acompañada por la gran Roma.
ResponderEliminarMaravilloso.
Un abrazo.